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Comenzaremos comentando de manera muy general las funciones dentro de la cadena logística: planificación y gestión del flujo de materias primas y productos. Estas funciones se desarrollan desde su origen hasta el consumidor final. Existen diferentes tipos de funciones dentro de la logística y transporte y dependen del tipo de empresas a las que se refiera.

  • Aprovisionamiento: encontrar los proveedores que con el menor coste posible, suministren las materias primas necesarias para la producción.
  • Producción: organizar las actividades de elaboración o transformación mediante los medios de producción físicos y humanos.
  • Distribución comercial: seleccionar el tipo de almacén y medio de transporte, con la mejor ubicación, distribución de los espacios, gestión de stock, optimización de rutas…
  • Servicio postventa: centrado en la satisfacción del cliente es la función encargada de la gestión de los pedidos, devoluciones…

A lo largo de todos los puntos mencionados los almacenes y la función logística juegan un papel estratégico cada vez más importante en la empresa actual. El concepto de almacenamiento ha ido cambiando y ampliando su ámbito de competencia. El almacén es, hoy por hoy, una unidad de servicio y soporte en la estructura orgánica y funcional de una compañía, comercial o industrial, con propósitos bien definidos de custodia, control y abastecimiento de materiales y productos. En la actualidad, lo que antes se caracterizaba como un espacio dentro de la empresa destinado al uso exclusivo de arrume de mercancía, es una estructura clave que provee elementos físicos y funcionales capaces de generar valor agregado.

El almacén como «Punto Oscuro»

A lo largo de nuestra trayectoria hemos podido observar que existe una diferencia muy grande en cuanto al funcionamiento entre la media y los mejores almacenes. En nuestra opinión, muchas empresas han considerado tradicionalmente al almacén como un departamento “oscuro”, que ha recibido menos atención, enfoque e inversión en comparación con otras, como son los departamentos de producción, ventas, marketing o I+D. Los motivos son tanto histórico-culturales como relacionados con la condición física y operativa de los almacenes. En el sentido cultural, rara vez el almacenaje se ha considerado una competencia básica en la mayoría de las empresas ya que en muchos casos, se ha crecido sobre un producto, capacidad de producción o habilidad comercial.

Por otro lado, la condición física y operativa de los almacenes, caracterizados por ciclos de trabajo largos, con largas distancias entre las tareas que se llevan a cabo con equipos tales como carretillas, apiladoras y recoge-pedidos, y donde la tecnología digital es un recién llegado en términos comparativos, han hecho de los almacenes unos lugares de trabajo difíciles de gestionar, medir y controlar.

Incidencia de la globalización

Las cosas están cambiando rápidamente en la actualidad debido al avance en los últimos tiempos del fenómeno de la globalización potenciada por las innovaciones en las tecnologías del transporte, la des-regulación financiera y los desarrollos en las tecnologías informáticas y de comunicación.

Todo esto ha dado lugar al concepto de la gestión de redes logísticas globales lo cual ha cambiado radicalmente la percepción del papel del almacén en los negocios. El almacén se está convirtiendo en un eslabón decisivo en la gestión logística de las empresas internacionales con operaciones globales.

En estas circunstancias, los almacenes mal diseñados e inadecuadamente gestionados pueden hacer estragos en la planificación, la producción y el servicio al cliente con consecuencias financieras altamente negativas para la empresa.

Mejores prácticas para la gestión del almacén

A nivel táctico nos gustaría destacar las mejores prácticas para lograr una ventaja competitiva. Tres técnicas comunes entre las instalaciones con mejores resultados incluyen:

  • PLANIFICACIÓN: En los mejores casos se conforman y colaboran equipos multidisciplinares que incluyen representantes de instalaciones, fabricación, almacén además de calidad y seguridad e higiene que diseñan implantaciones y disposiciones para los almacenes de sus firmas que minimizan las distancias en el flujo del trabajo, evitan traslados sin carga y minimizan los riesgos y peligros asociados a la congestión del tráfico de carretillas y peatones.
  • ORGANIZACIÓN ÓPTIMA: Cada gama de productos o materiales exhibe una característica común en la que, por un lado, un número reducido de productos o materiales son requeridos muy frecuentemente en cantidades importantes, mientras que por el otro, un número elevado de artículos se requiere con poca frecuencia y en cantidades reducidas. De esta manera se facilita el acceso ergonómico y eficiente a todos los artículos a la vez que se minimiza el esfuerzo físico, la distancia recorrida y la envergadura de los equipos necesarios para recoger y conformar los pedidos.
  • ESTÁNDARES DE TRABAJO Y MEDICIÓN: Las tareas que componen los procesos básicos en el almacén se descomponen y establecen tiempos estándares para su ejecución. Esto permite una alineación afinada entre los recursos necesarios para completar el volumen de trabajo determinado. En combinación con los sistemas informáticos de gestión laboral, estos estándares se convierten en una herramienta potente que proporcionan un grado de visibilidad y control hasta ahora inalcanzables en la gestión del almacén.